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¿Quién Dijo que Más Grande es Mejor?
Experimentos en Encogimiento de Nenúfares

por Rich Sacher, Luisiana EE.UU.
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Durante muchos años, cultivadores y aficionados en el negocio de la jardinería acuática han estado expresando su deseo de contar con nenúfares más pequeños. Muchos nenúfares tropicales tienen una dispersión de 1,5 a 2 metros (5 a 6 pies) o mayor, y esto limita la cantidad de plantas que se pueden cultivar en un estanque de nenúfares de tamaño promedio. Y, ciertamente, existe la necesidad de nenúfares enanos que quepan sin problemas en pequeñas vasijas y macetas convertidas en jardines acuáticos. Así que, ¡el tamaño importa! En este caso, más grande no es mejor.

Los pocos nenúfares enanos con los que me he tropezado entre mis plántulas compartían, todos ellos, tres rasgos poco felices: crecían muy lentamente, tenían una floración pobre, y eran difíciles de propagar. No es exactamente lo que tenía en mente. Podrían haberse convertido en potenciales progenitores para futuras hibridaciones… si yo hubiera podido cultivarlos el tiempo suficiente como para trabajar con ellos. Tal vez el vigor y el enanismo sean rasgos genéticos mutuamente excluyentes. Así que se me ocurrió el siguiente pensamiento: ¿ podría yo, tal vez, engañar a la Madre Naturaleza?

Los cultivadores de plantas ornamentales han usado por décadas distintos retardadores de crecimiento, para producir plantas que sean más compactas mientras retienen el tamaño normal de sus flores. Se han usado retardadores de crecimiento tales como Bonzi, Cycocel, B-Nine, etc., tanto para rociar como para remojar cultivos florales comercialmente producidos tales como crisantemos, poinsetias, liliums, plantas para trasplante, etc. Estos reguladores del crecimiento trabajan reduciendo la longitud de los tallos, produciendo plantas compactas con hojas verde oscuro.

Tal vez el ejemplo más común sea el Hibisco encogido, que se vende en macetas de 15 o 25 cm (6 a 10”). Noten que las plantas son llamadas “encogidas” en vez de enanas, para indicar que han sido reducidas de tamaño artificialmente. Estas pueden conservar su forma de crecimiento compacta por una temporada de crecimiento completa; o, en climas más tropicales, la planta puede sobreponerse a la forma de crecimiento encogida después de tres o cuatro meses, y retomar su patrón de crecimiento normal. El efecto de estos retardadores de crecimiento es temporal, no una alteración permanente.

Entonces me pregunté: ¿qué pasaría con los nenúfares tropicales si fueran tratados con un retardador de crecimiento comercial? ¿Se reduciría el tamaño de las plantas? ¿Funcionaría con los nenúfares perennes? ¿Y con los de floración nocturna? ¿Se dañaría el follaje? ¿Se reduciría la floración en tamaño o cantidad? ¿Podría ser aplicado por rocío o baño de inmersión? ¿Cuál sería el mejor retardador a usar? ¿En qué concentración? ¿Y cuán seguido? ¿Sería tóxico para los peces en el estanque? ¿Sería tóxico para MÍ? Si surtía efecto… ¿cuánto tiempo duraría el efecto reductor? Y, ¿podría establecerse un protocolo que hiciera viable que los cultivadores comerciales produjeran estos nenúfares encogidos para su venta? ¡Tantas preguntas!

Tengo un sobrante de nenúfares ‘Queen of Siam’ creciendo en los estanques de mis invernaderos. ¿Podría convertir al ‘Queen of Siam en “Pequeña Princesa Tailandesa”? La pura curiosidad conspiró con algo de tiempo libre, y me invitó a realizar un pequeño experimento.

A última hora de la tarde saqué del estanque tres ‘Queen of Siam’, que estaban en macetas de 15 cm (6”), con muchas raíces que sobresalían, y las puse en un recipiente con retardador de crecimiento para plantas, en una dosis de dos cucharadas soperas (30 mililitros) de regulador de crecimiento por cada cuatro litros (un galón) de agua. La solución cubría las macetas completas y las coronas de las plantas. Posteriormente, los recipientes fueron introducidos en grandes bolsas de plástico, las que permanecieron atadas durante toda la noche en el banco de trabajo del invernadero. Esto permitió que las raíces y las coronas de las plantas permanecieran sumergidas en la solución toda la noche, impidiendo, al mismo tiempo, que se secaran las hojas.

Usando la misma concentración de dos cucharadas soperas (30 mililitros) por cada 4 litros de agua (un galón), rocié tres ‘Queen of Siam’ de un estanque adyacente, cubriendo completamente sus hojas con la solución rociada.

En un tercer estanque tenía más ‘Queen of Siam’ que dejé sin tratar, como control. Todas estas plantas habían sido plantadas en el invernadero en el mismo momento, y recibieron todas la misma luz, temperatura y fertilización.

Al día siguiente, después de pasar 16 horas en la solución retardadora de crecimiento, retiré las plantas sumergidas y las regresé al estanque. Las plantas cuyas hojas habían sido rociadas con retardador permanecieron en su lugar. No se veían signos de toxicidad en ninguna de las plantas ni en los peces de los estanques.


Después de dos semanas, era evidente que los nenúfares que habían sido remojados toda la noche estaban produciendo hojas que eran mucho menores que las que tenían al comienzo del experimento. Después de cuatro semanas, no quedaba ninguna de las hojas originales, y todas las hojas posteriores al remojón, tenían fácilmente la mitad del tamaño de las hojas de control en el estanque adyacente (ver foto). La dispersión total de las tres plantas remojadas también se había reducido a la mitad. Las flores en estos nenúfares encogidos eran del mismo tamaño que las flores de los nenúfares no tratados.

 


Las plantas de ‘Queen of Siam’ cuyas hojas habían sido rociadas con el retardador mostraron sólo una pequeña reducción en el tamaño de las hojas nuevas, y luego de cuatro semanas hasta esa pequeña disminución había desaparecido. Quizás una mayor concentración hubiera producido mejores resultados en las plantas rociadas… o, tal vez, se podría haber aplicado una segunda rociada, una semana después de la primera. O tal vez un retardador distinto hubiera sido más eficaz al ser rociado. O tal vez remojar las raíces en retardador de crecimiento es la única opción que funciona. O, ¡tal vez no! ¿Quién sabe?

Como ya estábamos en Octubre, no parecía práctico realizar más experimentos de reducción de tamaño. El verdadero desafío, pensé, sería intentar encoger nenúfares con retardadores de crecimiento en primavera, y ver cuanto duran los efectos reductores en los meses de verano. Espero hacer más pruebas con retardadores de crecimiento en la temporada de cultivo de 2010, y descubrir si sería práctico el encogimiento artificial de nenúfares.

Así que, aquí estoy, en medio de un inusualmente helado invierno de Nueva Orleans, soñando despierto sobre ciertas posibilidades de verano. ¿Qué tal un hermoso nenúfar australiano con grandes flores, pecíolos cortos, y una extensión de menos de dos metros? ¿O un espléndido tropical de floración nocturna con un refinado alcance de sólo un metro? ¿Y qué pasa con Victoria…? ¿Puede ser convertida en una Pequeña Vic Liliputiense? Bueno, ¡eso sí que no sería poca cosa! Como dicen, “Lo bueno viene en frasco chico”.



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